Hay tantas cosas que no he dicho, palabras que se han quedado en mi garganta sin atreverse a pasar la frontera de mis labios, por temor, por miedo, por inseguridad, por no parecer vulnerable, pero las palabras que se quedan atravesadas en la garganta no te suelen dejar, se quedan atrapadas en los labios, en la mente, en el corazón y se van haciendo grandes, circulares y no puedes echarlas, quizá la única manera sería pronunciarlas, pero siempre es demasiado tarde.
Tantos te necesito, o perdóname, o lo siento, algún que otro te quiero, o un simple esto es lo que quiero y necesito en este momento, y tú me lo das, tantas cosas que nunca he dicho, que ya es tarde para decir.
Dicen que las palabras no valen nada, que lo importante son las miradas, los gestos, lo qué haces, yo creo que también es muy importante lo qué dices, las palabras pueden ser mágicas, a veces también los silencios pueden serlo, pero me gustaría haber dicho todas las cosas que nunca te dije, sin ningún temor, aunque a veces parezca que hablamos idiomas distintos, aunque muchas veces no seamos capaz de entender las palabras, me gustaría haberlas pronunciado.
2 comentarios:
Es cierto, lo que nos quedo en el tintero está sobre valorado en mayúsculas.
Está mitificado. Lo que pudo haber sido y no fue. Los errores del pasado son irresolutos. Sin solución.
Marcan el presente, y pueden teñir el futuro sin no hacemos un centrifugado mental que purgue el resquemor.
¿Pero que se puede hacer contra los mitos? ¿Contra lo que mitificamos?
Ya nuca volveré a estar en ese ascensor pero un día le envié un emeil y el círculo se cerró.
Lo que no sabía es que el cuadrado quedaría abierto.
Salud i republica bananera.
Supongo que no sé puede evitar el pensar y si hubiera hecho otra cosa, y si hubiera dicho lo que pensaba ...
Quizá nada habría cambiado pero ya no lo sabremos.
Quizá lo mejor es intentar vivirlo todo, decirlo todo, aunque siempre nos quedaran cosas en el tintero.
Gracias por curiosear por mi caos.
Un saludo
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