No recuerdo nada peor en mi vida que ir llamando sin obtener ninguna respuesta a la gente que quiero que podía ir casi toda en uno de esos trenes, no recuerdo nada peor que ver por la tele y oír por la radio cuántos muertos iban, sabiendo, que uno de ellos podía ser de mi familia o mis amigos, oír las explosiones, las ambulancias, los helicópteros ... y no estaba viendo imágenes de una guerra lejana, no, estaba pasando en mi barrio, a cien metros de mi casa, en la línea de tren que cogía todos los días en otra época, a esa hora justamente, y que cogen a diario muchas de las personas que quiero.
No recuerdo nada peor que ese día, que los días posteriores, en los transportes públicos de Madrid todo el mundo llorando, inseguro, y sin poder creernos lo que había pasado.
Espero que nunca más, en ninguna parte, en ningún lugar del mundo.
No quiero derramar más lágrimas, cómo las que estoy derramando ahora sólo con los recuerdos de ese día.
Nunca más.
